Feliz final

NOVELA

AUTOR: Isaac

EDITORIAL: Seix Barral

Me ha llevado tiempo terminar este Feliz final. Y no porque no me haya gustado, todo lo contrario. Es, sin embargo, de esos libros con los que hay que atreverse, creo. Pocas veces me he encontrado con una disección tan implacable del amor o, más bien, de su inevitable idea preconcebida. He ido alternando su lectura con otras menos interpelantes.

Argumento: Antonio y Ángela fueron una de tantas parejas que creyó que el suyo sería un amor diferente e indestructible, que su relación no se erosionaría, como la del resto de amantes que en el mundo han sido, con el corrosivo menudeo de la convivencia. Ellos pensaron que su amor «único» los pondría a salvo del hastío, de las adversidades sobrevenidas y de ellos mismos. Trece años tardó en desinflarse su fatuidad, en sumarse la suya al penoso censo de parejas divorciadas que en su día también aspiraron a envejecer juntos.

Su historia sentimental se reconstruye desde el final y, mediante ráfagas de reproches cruzados, los protagonistas van desgranando una trayectoria amorosa progresivamente más escorada hacia las sombras que hacia las luces.

Como ya hiciese en El país del miedo, Isaac Rosa imbrica los sentimientos humanos más universales en el mundo exhibicionista y emulador de nuestro siglo y del cual son fieles reflejos las redes sociales. Surge así una cuestión desasosegante: ¿Amamos espontáneamente, por incitación del corazón y de la cabeza, o por no ser menos que aquellos que rezuman amor a lo largo y ancho del cine, de Facebook, de los realities o de la vida real? Dicho de otro modo: ¿Nos enamoramos del amor o de las personas?

A quienes vivan o hayan vivido en pareja les resultará complicado no verse reflejados en algunas de las situaciones descritas en esta interesante novela. Por eso su lectura es tan espinosa como recomendable. Se superponen en ella planteamientos abordados con sobrecogedor discernimiento. Personalmente, el que prevalece, el que se ha quedado aleteando en mi interior como un pájaro atrapado en un silo, es el que gravita sobre lo que el amor tiene de relato aprendido, la inquietante sospecha de que «muchos no se enamorarían jamás si no hubiesen oído hablar de amor». Mejor no pensarlo.